Si estás intentando decidir entre Docker y Kubernetes, es poco probable que llegues a una respuesta definitiva. Estas dos tecnologías son fundamentalmente tan diferentes que no puedes compararlas directamente.
Sin embargo, «una frente a la otra» subraya la importancia de comprenderlas. ¿Qué hacen? ¿Cómo lo hacen? ¿Qué ventajas aporta cada una? Este artículo explorará estas cuestiones para ayudarte a comprender dónde encaja cada herramienta en tu proceso de desarrollo.
Kubernetes y Docker: Herramientas Diferentes para Tareas Diferentes
Las aplicaciones modernas son intrincadas y requieren la instalación de varios frameworks y bibliotecas en tu dispositivo. Afortunadamente, puedes consolidar tu aplicación y sus recursos necesarios.
Este proceso se denomina contenerización, y consiste en combinar las aplicaciones y todas sus dependencias necesarias en una unidad independiente: el contenedor. Empaquetar así una aplicación la hace mucho más portátil y cómoda de desplegar y gestionar.
Además, la contenedorización puede aliviar algunas de las dificultades que puedes encontrar al intentar replicar tu entorno de despliegue para realizar pruebas. A diferencia de la arquitectura tradicional de las aplicaciones, que te obliga a crear manualmente un entorno de pruebas independiente, las aplicaciones en contenedores te permiten realizar pruebas en un entorno idéntico al que desplegarás tu aplicación.
Los contenedores también permiten desplegar y ejecutar múltiples componentes de la aplicación en una arquitectura de microservicios. Esto significa que los recursos de tu aplicación comparten el mismo hardware, y que mantienes un mayor control sobre cada componente y su ciclo de vida. Los contenedores son más ligeros que las máquinas virtuales porque aprovechan el núcleo del sistema operativo (SO) del host y no requieren hipervisores.
En entornos de nube, la tecnología de contenedorización permite proporcionar eficiencia operativa, portabilidad al migrar, coherencia ambiental y escalado sin fisuras.
¿Qué es Docker?
Aunque existen múltiples tecnologías de contenerización, Docker sigue siendo la más popular y conocida. Es una herramienta de contenedorización de código abierto que crea un ecosistema donde puedes desplegar, gestionar y compartir tus aplicaciones.
Docker se lanzó en 2013, permitiendo la contenedorización con una eficacia y facilidad de uso sin precedentes. Sus innovadoras funciones abordaron varios problemas que antes habían impedido a los desarrolladores practicar el desarrollo basado en contenedores.
El componente central de Docker es Docker Engine, que aloja sus contenedores. Docker Engine se ejecuta en el SO del host e interactúa con los contenedores para acceder a los recursos del sistema. Docker también utiliza archivos de configuración YAML que especifican cómo construir un contenedor y qué se ejecuta dentro de él. Esta es una de las razones por las que Docker es portátil y fácil de solucionar.
Los contenedores de Docker pueden comunicarse entre sí a través de canales definidos, y cada contenedor tiene un conjunto único de aplicaciones, bibliotecas y archivos de configuración. Pueden contener cualquier aplicación y ejecutarse en cualquier servidor. Esto mejora la flexibilidad y portabilidad de la aplicación, permitiéndole ejecutarse en diversos entornos, como en una nube in situ, pública o privada.
Orquestación de Contenedores con Kubernetes
El software moderno se basa en gran medida en microservicios, componentes de ejecución independiente que puedes desplegar fácilmente y actualizar con rapidez. Los contenedores son útiles para alojar arquitecturas de microservicios. Sin embargo, a medida que las aplicaciones se hacen cada vez más complejas, resulta difícil gestionarlas manualmente, mantenerlas y migrarlas entre distintos entornos. Esto ha provocado el auge de las soluciones de orquestación de contenedores.
La orquestación de contenedores es el proceso de automatizar operaciones como el despliegue, la administración, el escalado, el equilibrio de carga y la creación de redes, que las cargas de trabajo en contenedores necesitan para ejecutarse. Todo esto ocurre a escala en múltiples nodos, conocidos como clusters, lo que permite desplegar una aplicación en diferentes entornos sin interrupciones.
Kubernetes, también conocido como K8s, es un marco de orquestación de contenedores escalable y de código abierto que utiliza una API para automatizar el proceso de ejecución de aplicaciones a través de una red y hacer frente a las complejidades que de ello se derivan. Google lo desarrolló y, en 2015, lo cedió en código abierto a la Cloud Native Computing Foundation.
Construyes los recursos de Kubernetes de forma declarativa. Primero, defines todos los requisitos en un archivo de configuración YAML. Para desplegar un contenedor, Kubernetes localiza el mejor host (una máquina que aloja un nodo) que cumpla todos los requisitos del archivo Manifest.yml. A continuación, programa automáticamente el despliegue del clúster en ese nodo. Kubernetes también gestiona el ciclo de vida del contenedor basándose en las configuraciones definidas.
El marco Kubernetes utiliza los siguientes componentes clave para ofrecer la orquestación de contenedores:
- Node – Una máquina trabajadora en la que Kubernetes despliega contenedores.
- Cluster – Un grupo de nodos conectados. Tener varios nodos ayuda a equilibrar las cargas de trabajo, garantizando que la aplicación se ejecute aunque falle un nodo.
- Kubelet – Un agente que se ejecuta en cada nodo y garantiza que los contenedores se ejecutan según lo esperado.
- Control Plane – Conjunto de procesos encargados de controlar todas las operaciones
- Pod – Objeto que encapsula los contenedores desplegados en un nodo. Un pod es esencialmente una instancia de aplicación y es el objeto más pequeño que puedes crear en Kubernetes.
Kubernetes es una opción excelente para las organizaciones que necesitan desplegar y gestionar un gran número de contenedores. Gestionar el ciclo de vida de los contenedores con herramientas de orquestación beneficia a los equipos DevOps, que los integran en flujos de trabajo de integración continua/desarrollo continuo.
Enjambre Docker
Docker Swarm es la solución de orquestación de contenedores de código abierto nativa de Docker y una alternativa a Kubernetes. Ofrece escalado, redes multihost, equilibrio de carga automático y todas las demás funciones necesarias para el despliegue y la administración masiva de contenedores, sin depender de una herramienta de orquestación de terceros. Tiene un proceso de instalación sencillo, es ligero y fácil de integrar si ya estás acostumbrado al ecosistema Docker.
Docker Swarm es una gran opción cuando se trabaja con unos pocos nodos y aplicaciones relativamente sencillas. Sin embargo, si estás orquestando grandes nodos para aplicaciones críticas, te beneficiarías más de las funciones de seguridad, supervisión constante, flexibilidad y resistencia de Kubernetes.
Docker Frente a Kubernetes
A estas alturas es evidente que Docker y Kubernetes tienen casos de uso diferentes. Utilizas Docker para empaquetar y enviar aplicaciones y trabajar con un único nodo. Mientras tanto, Kubernetes despliega y escala aplicaciones en un clúster de nodos. Además, Kubernetes sólo gestiona contenedores, y requiere un software independiente para construirlos.
Sin embargo, aunque Kubernetes y Docker son distintos, comparten el objetivo de ofrecer aplicaciones escalables en contenedores. No son competidores ni se excluyen mutuamente. Forman el equipo perfecto.
Docker y Kubernetes
Docker envía y despliega aplicaciones en un único nodo, y Kubernetes gestiona aplicaciones en un clúster de nodos. Cuando se despliegan juntos, Docker y Kubernetes pueden beneficiarse mutuamente, proporcionando a las aplicaciones escalabilidad, agilidad y resistencia.
Kubernetes puede hacer que los contenedores Docker sean más resistentes mediante el seguimiento del estado de cada nodo de un clúster. Se reinicia automáticamente, sustituye los nodos que fallan y elimina los nodos que no responden y no superan las comprobaciones de estado. El equilibrio de carga garantiza además que los nodos no trabajen en exceso.
Kubernetes y Docker también ofrecen un rico conjunto de funcionalidades que ayudan a determinar cómo se ejecutarán los distintos componentes de la aplicación. Esto facilita la actualización de tu aplicación a voluntad. Además, el escalado es perfecto, ya que puedes crear contenedores Docker rápidamente, y Kubernetes puede escalar clusters con una intervención manual mínima.
Otras ventajas son:
- Uso óptimo de los recursos
- Supervisión del estado del software
- Operaciones automatizadas como el despliegue automático y la autorreparación
- Orquestación del almacenamiento
Además, los contenedores Docker son independientes del sistema y pueden ejecutarse en cualquier entorno que admita el motor Docker, por lo que la migración no supone ningún problema.
Resumen
No hay límites a lo que puedes conseguir integrando estratégicamente Docker y Kubernetes. Ambas son tecnologías potentes que pueden realizar una amplia gama de tareas. Este dúo dinámico ha cosechado grandes éxitos en la computación sin servidor, el despliegue multicloud, la administración de microservicios y el aprendizaje automático.
Juntos, Docker y Kubernetes son la mejor manera de construir un entorno de desarrollo de software adaptable y eficiente. Docker garantiza que tus aplicaciones sean rápidas e independientes del sistema, mientras que Kubernetes se asegura de que tengan el máximo tiempo de actividad, el equilibrio de carga adecuado y la capacidad de escalar el clúster a voluntad.
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